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Game of Thrones: la saga de los bastardos

Entre las muchas temáticas desarrolladas en la serie Game of Thrones, y la brutal y despiadada carrera de sus protagonistas por el Trono de Hierro, la del linaje resalta no sólo por las sangrientas disputas de poder que provoca, como uno de los motores centrales de la acción dramática a lo largo de sus ocho temporadas, sino por la necesidad que tienen los personajes de validarse ante los otros a través de la pertenencia familiar, la cual resulta, dependiendo de cada caso, más importante que el poder en sí mismo. El sentido de formar parte de un clan mueve resortes formidables, especialmente el de la ambición desmedida, ante la cual se oponen, como únicos y raros antídotos posibles, la lealtad y el honor.

Es el caso de Theon Greyjoy, a quien da vida el actor Alfie Allen, pues se trata de quien, en el universo creado por George R. R. Martin para la literatura y David Bennioff y Dan Weiss para la televisión, juega el rol del agobiado y atormentado hijo adoptado, más exactamente un entenado, que nunca llega a sentirse realmente parte de una familia. Proveniente de la casa de los Greyjoy, la compleja trama lo presenta como pupilo del malogrado Ned Stark, a cargo suyo desde los diez años luego de una rebelión fracasada que fuera organizada por su padre. Fruto de la escisión entre estos dos nichos familiares su vida será una constante prueba de fortaleza y debilidad psicológica y emocional, en disputa por encontrar un lugar entre los Stark, lo cual lo enfrentará al bastardo central de la saga, Jon Snow, o por sentirse nuevamente aceptado entre los Greyjoy.

A lo largo de casi todas las temporadas de la serie, a Theon se le reserva el destino de la humillación extrema y la tortura infame, especialmente en manos del despreciable Ramsay Bolton, bastardo él también pero legitimado por Lord Roose Bolton, el calculador. Y ese recorrido existencial será acentuado por la personalidad angustiada y deprimente de Greyjoy, que nada tiene que ver con una de las palabras que conforman su apellido: joy, en español alegría (aunque la traducción literal del mismo sería Gris Alegría: nada es por azar en manos del creador de la saga). Su vida en realidad es miserable y triste.

Varios pasajes de la larga historia nos muestran a un Theon que prefiere huir cobardemente para no hacer frente a la batalla o pelea inminente. Sin embargo, excepcional arquero, el personaje se verá finalmente redimido, in extremis, cuando esté a punto de quebrarse y encuentre los últimos rescoldos de dignidad y orgullo que aún perduraban en su interior.

Así llegan hasta el final de la última temporada los dos bastardos de la familia Stark: Theon y Jon, el primero en calidad de redimido y el segundo en su condición de Rey del Norte y, en realidad, legítimo heredero del Trono de Hierro por ser descendiente de la familia Targaryen, algo que su padre adoptivo, Ned Stark, nunca le había revelado. Snow, en realidad, no era un bastardo.

Por su parte, poco antes de morir en manos del hierático Rey de la Noche, Theon Greyjoy recibirá una suerte de bendición del oráculo (y verdadero cerebro manipulador) de la serie, Bran Stark, quien, al agradecerle por protegerlo, le dirá: “eres un buen hombre”, a pesar de que en su momento lo había traicionado, apoderándose momentáneamente de Winterfell. Motivado en el alma por las palabras de Bran, con lágrimas en los ojos, Theon se lanza a una carga suicida contra el enemigo invencible, como un verdadero hombre de honor, entregando la vida por sus seres queridos ante el jefe de los Caminantes Blancos. Era alguien que, finalmente, había encontrado su familia y dio la vida por ella.


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