Comparto algunas de las razones por las cuales no solo creo que se debe ver sí o sí el nuevo largometraje de Alfredo León y porqué pienso que es imperdible. Espero que nadie se quede sin verla (en salas o en la web), más allá de que es ecuatoriana y da mucha curiosidad, sino porque simplemente es excelente. Prometo no hacer (mayores) spoilers.
1. Impacta la solvencia, en todo sentido, en el manejo de un proyecto que demandó ser rodado dentro de un submarino artesanal. Tremendo desafío dramatúrgico y de puesta en escena que arrancó con la construcción ex profeso de un set con esas características. En la película hay apenas tres imágenes (o momentos) donde vemos el exterior, fuera de una nave que avanza semiperdida por el pacífico mexicano, y son instantes emblemáticos por su composición tan perfecta y temporalidad en la que aparecen. El resto de la narración se desarrolla dentro del claustrofóbico espacio de un sumergible improvisado, cargado de cocaína, en donde cinco personajes, tres hombres y dos mujeres, participan de una trama que aborda situaciones límites de la condición humana ¿Quién es el lobo y quién el cordero? Encerrados en menos de 20 metros cuadrados los infortunados tripulantes del "Guadalupe" tendrán muchas oportunidades para probarlo.
Las historias de vida que llevan a cada uno de esos personajes, que se tornan arquetípicos del macro problema del narcotráfico y la trata de personas, a hacer parte de un viaje al infierno justo en medio del mar, son los hilos de un relato que su director y guionista hilvanan a la perfección.
2. Carlos Valencia, cuyo rostro y presencia física resultan emblemáticos en la escena criolla, confirma su condición de actor central del cine ecuatoriano ¿Se puede comprender o pensar el cine nacional sin Carlos Valencia? Imposible. Aquí el actor juega sutilmente con las meta referencias de su propia figura como actor de personajes marginales, es decir con su propia persona, como lo hacen los grandes, para componer un mecánico necesitado de dinero devenido cuasi narco. La relación que establece con el potente personaje compuesto por la actriz colombiana Natalia Reyes, quien viene precedida de un amplio e importante recorrido en películas, series de tv norteamericanas y teatro, es muy intensa. El reparto en general es otro de los aciertos y fortalezas de la película gracias a los roles que interpretan los actores José Restrepo y Leynar Gómez cuyas voces terminan por construir el retrato de un problema continental. El trabajo con y del elenco es central para el éxito y robustez de la película que se arma al final como un ajedrez. Pero ¿el peón se transforma en reina siempre?
3. Sumergidos todavía en la pandemia es fácil encontrar referencias cotidianas con el título de la película y, precisamente, ahí otro de sus aciertos, por la potencia del nombre. Pero no solo el nombre, sino la hechura misma del film demuestra el haber alcanzado un nivel muy elevado de sofisticación. Sumergible es muy superior, en todo sentido, a gran parte del “contenido” disponible en plataformas digitales internacionales, a las que deberá llegar algún momento. Se trata de una película de gran calidad y factura técnica y fotográfica, un gran paso en la carrera de su director porque lo consolida definitivamente. Por eso, mientras sacamos la cabeza para respirar sin contagiarnos, podemos aprovechar para ver esta obra que si bien aborda una temática muy dura, lo hace desde una perspectiva que refresca las historias y formas a las que mayoritariamente nos ha tenido acostumbrados el cine local; y eso le hace mucho bien a la escena vernácula.
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